La música seguía
pero los oídos llacían en el piso,
agotados por las palabras desprendidas del baile.

Solicitamos una pausa
pero los árboles continuaban aplaudiendo.

Es importante recordar:
El ritmo corre,
nosotros caemos.


Devolvimos los espejos
con nuestra imagen dentro
y regresamos con calma,

pero nuestro corazón seguía agotado.

Sólo latiendo para perdirnos
un día de descanso.
Castrados pero contentos,
hacemos más patria en una bebida o en un sombrero
porque la nación la padecemos en casa,
viviendo como inmigrantes,
renunciando a nuestro suelo y nuestro futuro.
Haciendo del poder
un trabajo que se gana con sobornos.
                                                                                                                                                                                             
                   
Con los ojos a favor
un edificio es una lluvia de estrellas.
El sol tomó una pausa para comer.

Una vez con nosotros
olvidó lo demás,
                                          
inventó un pretexto.



                                                
La primavera comenzó
con las pastillas que determinarían
el resto de nuestras vidas.

Y continuamos así,
festejando cumpleaños
sacados de enciclopedias de papel.

Fumo un gallo
y la sangre de cristo
se borra con blanqueador
y un ciclo de lavado en "muy sucio".